Es Santiago, autor de la Epístola de Santiago, quien nos exhorta en el primer capítulo a ser tarde tanto para hablar como para airarnos. Pero eso si, muy prontos para oír. Pues pensemos en la prudencia y también en el sentido común, ya que mucho mal puede ser desatados si no actuamos con cautela. La lengua es un miembro peligroso, debemos hablar con gran cuidado. Santiago nos enseña a hacer lo debido y ser legítimos en nuestras palabras. Después de todo en Mateo 12:36-37 Jesús nos advierte que seremos juzgados: 36 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. 37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
Hermanos seamos Prudentes, démosle a Dios nuestra lengua, pero sobre todo NUESTRO CORAZON, recordemos lo que nos dice las escrituras en Proverbios 4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.”
SERMON DOMINICAL: POR UNA MISMA ABERTURA DOC.
SERMON DOMINICAL: POR UNA MISMA ABERTURA